La noche era fresca y el aire, puro. Me llamó la atención la gran cantidad de estrellas que habían allí. ¿Y la luna? Se veía más hermosa que nunca, como una reina...y cada una de las estrellas eran las invitadas al baile real.
Me recosté al borde de la piscina, mirando a las estrellas unos minutos. Luego, me di la vuelta, mirando la superficie del agua... más específicamente, el reflejo de la luna que se dibujaba en su superficie. Estiré una mano y dibujé circulitos sobre el agua, viendo como el pequeño oleaje que producía distorsionaba la falsa luna...